lunes, 2 de noviembre de 2015

A destiempo

Te encontré desmenuzando raíces
momentos antes de que zarparas
minutos después de que resolvieras
que vivirías de las sobras.

Me encontraste sin cúmulos a cuestas
sabiendo que atraparía tus inconsistencias,
justo cuando en esta colina
te esperaba para rodar con valentía.

No hay velocidad que me alcance,
ni fuerza que te retenga,
vamos de bajada y de subida
solo fuimos un eclipse,
uno que duró más que la vida.









Remolino

Vi sombras y trazos,
no hay tregua,
besos y caos.

Aún hay tiempo,
y para repararte.

Máscaras y calles,
flotan escombros,
pulsos y latidos.

Levanta el lastre
¡volverás a existir!


A mi baile

Alejarse de todo,
acercarse a todo,
llenarse de todos,
morirse con todo.

Fuego para huir,
llanto para construir,
golpes para corromper,
y voz para aprender.

Enfréntame con baile,
hoy la vida es rítmica,
muerte al inamovible,
hoy soy inquebrantable.


viernes, 10 de abril de 2015

Mueve la tierra

Fíjense ustedes que yo creía que aquellos brazos jóvenes deberían haberse olvidado a estas alturas. No me culpen, en mi caso cualquiera lo haría si hubieran vivido esa tímida fortaleza. Tampoco es que quiero ser inocente, mea culpa, yo provoqué todo, pero esperaría que comprendieran que aunque la razón me la tengo muy presente, esta no tiene mucha injerencia, entonces cada vez que hay una tirana chispa de su voz o mensaje de texto impersonal, me ocurre un temblor.  Y qué temblor. 

He analizado profundamente todo esto -bueno, al menos hasta donde (acepto) me ha convenido-, y he llegado a la conclusión que él es el culpable, no yo. A él le debe corroer la conciencia por hacerme verlo tan estético, y sobre todo tan magnético.

Entonces, como modo de redención, me he prometido que si lo vuelvo a ver, le ayudaré a redimirse de esa culpa.  Me he jurado que cada vez que me venga un temblor me transformaré de la forma más estremecedora en su terremoto particular. 

Le pongo la firma.